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En estos días donde los eventos carnestoléndicos andan enloqueciendo a mis amigos y conocidos, llega a mi cabeza la idea de salir a las canchas y elaborar un artefacto que más que un aporte tecnólogico representa una exquisita muestra de sabor para todos mis seguidores. Todo nace por las épicas clavadas que en una mesa de dominoes al señor virkysk se le propinan con frecuencia algunos fines de semana. Mi gran amigo, oriundo de Caracolí, la tierra llena de las mariposas amarillas de Gabo (sólo en sus sueños, realmente eso es un arenero adulto) con el pasar del tiempo se vió sorprendido cuando veía que los partidos se anotaban en números romanos; como esto último ya no le causaba gracia, se los empecé a anotar en alemán en los recientes encuentros mientrás que mi compañero de mesa "El Propio Pai" debía hacerle la conversión a su sistema tradicional. En función del contexto anterior y a la necesidad de guarusearlo, se le suma la existencia de un reciente compañero, un man q...